Dibujo: Pakillo

Crónicas (IV)

Author: Dekadencia Sonora

Después de tantas movidas con el ayuntamiento, con los fachas de la AVT, con la gente en general, la décima edición del Lumbreras Mula Rock se cagaba en los intereses políticos y en la desfachatez de algunos poderosos. Fue una patada en los huevos en toda regla. Casi la que me dan a mí cuando la gente oyó: con todos vosotros.... Me fui directo al punto de encuentro, sin mear siquiera porque mi vejiga no quería perderse la revolución. La gente se estaba dispersando por ahí, pero al final los encontré y nos pegamos un conciertazo. Con Zu Atrapa Tu Arte el público se enervó, incluso más que con Boikot; sólo faltó la de Emiliano, de nuevo el tiempo. Por ese entonces yo estaba más que desconcertado. Suponía que tocarían después Antisocial, pero en realidad quienes aparecieron fueron Def Con Dos con Fin de siglo, un temazo que abrió el directo de estos iconoclastas en Murcia. En la segunda aparición de Strawberry en el Lumbreras, y en el mismo escenario que el dia anterior, el de la izquierda, Peon Kurtz y los suyos dirigieron la fiesta a su antojo. Sólo quedaban tres conciertos para que acabara todo. The Bon Scott Band no se prodigaron mucho en versiones diferentes, ofrecieron lo mismo de siempre, pero se nota que estos si viajan por la autopista al infierno, no como La Leñera, aunque tampoco se pueda juzgar a un grupo por un solo concierto. Los penúltimos fueron Ni Por Favor Ni Hostias, mítico grupo con un solo disco de la escena levantina. Buena actuación aunque esperaba algo más de un grupo que da mucha caña, por lo menos en el disco. Los encargados de cerrar el festival fueron Kaos Urbano. Nada más terminar el concierto del grupo del batería de EUKZ la fisonomía de la zona de conciertos cambió radicalmente: apareció una legión de skinheads o sucedáneos de skinheads, con sus correspondientes rotweillers con pedigrí y botas dr.tellmans compradas por papá o mamá, dispuestos a reventar con un grupo afín a sus supuestos ideales. La única manifestación de conciencia colectiva útil la llevaron a cabo Strawberrry y el cantante de Koma, cuando aparecieron en tanga y haciendo el pino en el escenario antes del concierto.



En realidad Kaos Urbano fueron una apisonadora musical, -y a pesar de que detesto la ideología rapada, no a los rapados, obviamente- el concierto final estuvo a la altura de lo que ha sido el festival punk más salvaje que yo he vivido. Que llevo viviendo desde hace tres años, desde aquel polideportivo al lado del puente en puerto Lumbreras. La noche tocaba a su fin en el campo de fútbol, pero no en Albarillada Street. De vuelta, junto a la tumba de Efemón I, vivimos la última sesión del festival del humor, en el que el tito de Hamilton ya no estaba –se habría largado a germinar un poco- pero sí el dueño de la mencionada tienda, el cual sufrió las consecuencias de la estampida mental que llevaban algunos. Estuve en la raves pasmao de frío viendo a la peña desfasá. El ambiente no me agradó mucho –no me mola pero siempre acabo allí- y pensé en irme a mis aposentos. Menos mal que los pocos de los nuestros que quedaban estaban igual de reventados que yo y nos largamos de allí, no sin alguna caída por las rampas. Era un zombie caminando entre los restos de una batalla de la que todavía quedaban muchos en pie. Sólo me espabiló un poco, ayudándome a llegar a mi tienda, la visión de un tipo barbudo leyendo Siddharta en la puerta de su tienda, le faltaba fumar en pipa. Esa escena provocó una locura momentánea de mis compañeros de saqueo diurno. Serían las ocho y media cuando senté mi culo en el suelo de la tienda y conseguí dormirme, soñando con que llegara pronto la próxima edición. Desperté unas cuatro horas más tarde listo para recoger las cosas y largarme de allí. No hay situación que más me putee que volver de un festival en un minibús donde las maletas son parte de la carrocería interior, sin embargo esta vez el festival continuó en el autobús, una historia que merce ser contada en otro momento.

Seguiremos con la incógnita del recinto para el año que viene, pero que nadie dude que yo volveré a estar allí, se celebre donde se celebre.

¡Aúpa Lumbreras Rock! Salud y república...

 

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